sábado, 7 de febrero de 2009

tu tienes la culpa...


“Y es que la noche nos va a devorar”, o al menos eso es lo que ella dijo; quizás fuera por su miedo a la oscuridad, o por desviar mi atención, aunque apuesto a que fue por las dos cosas. A mi solo me importó “ese” atardecer nuestro…solo nuestro…. pero como teniendo como invitado especial la calma de la tempestad del un mar con música de fondo propia, siempre...siempre a merced de nuestros pies; deseando que poco a poco me envuelva en papel de regalo dorado un tanto, eso si, nostálgico por que se vuelva a producir aquello que ocurrió hacía algo más de veintinueve segundos; o lo que es lo mismo, casi una eternidad.

Todo era perfecto, o al menos eso creía yo hasta ese preciso instante. No me lo podía creer…sus ojos estaban vaciando toda su ternura sobre mi humilde pecho…no podía ser cierto; la escasa luz que bailaba entre el cuerpo cristalino de sus lágrimas ensalzaban hasta la inmensidad del momento el recuerdo que se tallaba en la parte más valiente de mi mente.

“Tenemos que bajar ya” dijiste…aun no se si te referías al alto que nos poseía o a la nube en la que aún sigo, pero desde luego conseguiste la ideal reacción química para que esas gotas perforaran en un estilo parejo al del ácido la piel que separa tu realidad de mi felicidad…hasta conseguir la aleación perfecta de las mismas…y hacerse el milagro.